Vamos a las playa

Leo en la prensa especializada que muchas famosas han aprovechado la Semana Santa para inaugurar la temporada de playa. Mira tú, qué casualidad, yo también.

Lo que me fascina de las fotos que veo es lo ideales que llegan todas las celebrities a la playa. Hay excepciones, claro. Pero, por lo general, todas desprenden elegancia y glamour al llegar a la arena. Con su sombrero, sus gafas de sol y un vestidito ligero. Y llevando con gracia un precioso cestito donde les debe caber un pareo y el móvil. Y ya está. Sencillez y elegancia. Casi como yo.

Nos preparamos para bajar a la playa. Dos adultos y tres niños. Llevamos toallas, cremas, gorros y ropas de recambio. Lo básico. También tenemos cubos, palas y pelota para jugar. No faltan agua, algo para comer y todo lo necesario para hacer biberones. Como el agua del mar está todavía fría, no llevamos nada para nadar. Pero para compensar, este año nos hemos agenciado una tienda de campaña de esas de Decathlon. Una de esas que se abren solas. Hemos pensado que sería cómodo. La mitad de las cosas las llevamos encima. El resto, guardado en mochilas, cuelga del carrito de la niña. No se sabe muy bien si vamos a la playa, a mudarnos, o a buscar chatarra. Pero allá que vamos.

Y eso es la ida. La vuelta es aún peor. Llevamos lo mismo, pero ahora todo está desordenado, mojado y lleno de arena. Los niños, cansados, se arrastran y lloriquean. Los padres vamos dando voces a ver si así avanzan. Los cubos de los peques cuelgan del carrito. Hay como cuatro bolsas de plástico con diferentes enseres colgando también. No hemos conseguido doblar bien la puñetera tienda, así que la llevamos medio abierta. Qué gran idea fue comprarla.

Sencillez y elgancia.

Así no vamos a salir en las revistas.

3 comentarios en “Vamos a las playa

  1. Jajajaja, lo tuyo (y lo mío) es la realidad. Lo de ellas es Photoshop, unos posados y poco más. Si las viéramos por un agujero estoy segura de que su realidad no es tan distinta de las nuestras. Y no, así no saldremos en las revistas pero siempre nos quedará el consuelo de que a las nannies de sus hijos tampoco se les abrirá la puta tienda de playa. Besicos

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