Vis a vis

Me encantan las series. Sobre todo las que tienen intriga o crímenes. No soy seguidora fiel de ninguna de ellas, pero si la ocasión se presenta, ahí estoy, donde hay que estar, en el sofá.

Esta semana vi el primer capítulo de Vis a vis, una serie española de Antena 3. Lo tiene todo. Un poco de telenovela: va de una mujer que acaba en la cárcel por culpa de una trampa que le tiende su amante. Un toque de tele-realidad: ella, asesorada por este hombre, firmó unos papeles por los cuales comete delitos y desfalca dinero. Algo de ficción: en su caso, alegar que actuó cegada por el amor no le sirvió de nada.

Total, que la pobre chica acaba en una cárcel de esas horrorosas con todos los tópicos de las pelis americanas: los funcionarios duros, las presas cabronas, las presas buenas, la comida asquerosa, las drogas, los favores y las lesbianas. Porque no es un centro penitenciario como el de la Pantoja, con Internet, gimnasio y todo tipo de actividades. Tampoco creo que sea como el de Ortega Cano. Lo digo porque al torero se le ve hecho un chaval cada vez que sale de su celda a pasar el fin de semana de permiso. De la cárcel de Vis a Vis no se sale así, moreno, atlético y con el pelo teñido. De la cárcel de Vis a Vis a veces simplemente ni se sale.

Cuando digo que esta serie lo tiene todo, es por algo. Porque mira que son listos los que la hacen: muchas escenas se desarrollan en las duchas comunes. Y claro, a la ducha se va como se va. Y se ve lo que se ve. Por fin una serie va a conseguir que muchos renuncien a ver el partido y se ponga a ver la serie sin rechistar. Porque a ellos que la pobre tipa acabe en la cárcel por un cabrón, se las trae al pairo. Pero un par de tetas, es un par de tetas. Y el caso es que no es sólo un par. Varias veces a lo largo del capítulo, salen cuatro o cinco tías en bolas. Y ya está. Ya se acabaron las peleas por el mando en los hogares españoles. Así de fácil. Sin tetas no hay audiencia.

La trama de la serie no está mal, así que yo creo que tendrá su éxito si mantiene el nivel. Porque si la historia empieza a flojear, paso de tragarme las escenitas de la ducha. De momento, estaré pendiente del segundo capítulo.

Alejandro

Amiga mía, lo sé. Yo también.

Si se da la vuelta, me voy con él.  Disparada.

Tiene algo que los demás no tienen. Sólo con verle me pongo a tararear. Cuando nadie me ve. Y cuando me ven, también. Llevo toda la mañana con los cascos puestos en la oficina, escuchándole. Que nadie me moleste. Así le doy al teclado con otra alegría. Creo que he cantado algo en voz alta. Qué más da.

Quisiera ser. Y si fuera ella. Corazón Partío. Con esta me vengo arriba. ¿Cuántas veces la habré cantado ya? ¿Y gritado? Copa en mano, con mis amigas en un bar. En la próxima boda la pido.

Lo siento por Antonio, que es muy gracioso. Por las chicas lo siento menos. No me compares. No es lo mismo.

Y es que encima parece majo.

Una pena no saber cantar para ir a La Voz.

Más de lo mismo

Yo pensaba que las cosas iban a cambiar. Tenía fe. Algo bueno habíamos sacado de la crisis: habíamos aprendido que así no podíamos seguir. La gente estaba harta, pedía a gritos un cambio.

Pero no, ya veo que no. Ha sido todo un espejismo. Todo sigue igual. Me da igual lo que dijeran las encuestas. Han expulsado a Olvido Hormigos de Gran Hermano Vip. Y Belén Esteban sigue de moda. Qué país.